Desde nuestros orígenes en el 2001 trabajamos en sintonía con nuestro entorno, poniendo todo en cada detalle del proceso. Estamos hechos del amor a nuestra tierra, que honramos haciendo el mejor vino posible, de la pasión por hacer un producto fantástico y puro, y del respeto a la comunidad que generamos.

Entendemos a la naturaleza como un ser vivo, como un tesoro, y por eso reducimos el impacto de nuestra huella en cada uno de nuestros procesos. La tierra nos da sus dones, protegérla es nuestra prioridad. Por eso contamos con certificaciones orgánicas en nuestros viñedos y en nuestros métodos de elaboración.

En Bodega Araujo unimos historias, porque las grandes historias nacen acompañadas de grandes vinos. Así, atraviesan generaciones y se proyectan hacia un futuro de armonía entre nosotros y nuestro planeta.

Porque somos vino, somos tierra, somos naturaleza.